jueves, 17 de junio de 2010

El término simbiosis (del griego: σύν syn "con"; y βίωσις biosis "vivir") hace referencia a la relación estrecha y persistente entre organismos de distintas especies. A los organismos involucrados se les denomina simbiontes.
El botánico alemán Anton de Bary en 1873 (o 1879, según autores) acuñó el término “simbiosis” para describir la estrecha relación de organismos de diferente tipo. Concretamente la definió como «la vida en conjunción de dos organismos disimilares, normalmente en íntima asociación, y por lo general con efectos benéficos para al menos uno de ellos».1 . La definición de simbiosis se encuentra sometida a debate, y el término ha sido aplicado a un amplio rango de interacciones biológicas. Las relaciones simbióticas en la naturaleza pueden clasificarse entre las de mutualismo, comensalismo y parasitismo. Otras fuentes la definen de forma más estrecha, como aquellas relaciones persistentes en las cuales ambos organismos obtienen beneficios, en cuyo caso sería sinónimo de mutualismo2 .
La simbiosis suele identificarse con las relaciones simbióticas mutualistas (aquellas en las que todos los simbiontes salen beneficiados) y por extensión, en sociología, puede referirse a sociedades y colectivos basados en la colectividad y la solidaridad

Tipos de simbiosis
La simbiosis puede clasificarse atendiendo a la relación física entre los organismos participantes: ectosimbiosis y endosimbiosis. En la ectosimbiosis, el simbionte vive sobre el cuerpo –en el exterior- del organismo anfitrión, incluido el interior de la superficie del recorrido digestivo o el conducto de las glándulas exocrinas. En la endosimbiosis, el simbionte vive o bien en el interior de las células del anfitrión, o bien en el espacio entre éstas. Otros contrastes extremos en simbiosis son la diferenciación entre simbiosis facultativas u obligatorias y la de simbiosis permanentes o temporales
Grados de integración en los procesos simbióticos
Ivan Wallis se preocupó por cómo podrían iniciarse las relaciones simbióticas. En 1927 en su libro Symbionticism and the Origin of Species utilizó el término «prototaxis» para explicar el inicio de relaciones simbióticas; recurrió a la respuesta innata de células y, en general, organismos ante la presencia otros organismos para explicar este inicio. Wallis ejemplificó con la tendencia del ratón a huir del gato, la tendencia del tiburón a tragarse al pez, la mosca a poner huevos en los tejidos sanguinolentos de un jabalí,…. A estas tendencias positivas o negativas las denominó «prototaxis». «La tendencia prototáctica de los heterótrofos a absorber los productos de la fotosíntesis, o bien a ingerir a los propios organismos fotosintetizadores y la resistencia de estos organismos a ser ingeridos, serían reacciones prototácticas que han propiciado la proliferación de eucariotas fotosintéticos. Algas, líquenes, lombrices verdes, corales marrones, hidras verdes,… constituyen una pequeña parte del resultado de estar relaciones simbióticas».[4] Atendiendo a la prototaxis de Wallis, se podría decir que la tensión producida por las diferentes reacciones de los organismos ante la presencia de otros organismos, tendencia a «acercarse» y a «alejarse», explicaría el inicio de las relaciones simbióticas.

Una vez se ha establecido la relación entre simbiontes, esta relación podría alcanzar diferentes grados de integración:

El grado de menor integración sería aquel en el que los simbiontes establecen una relación de «comportamiento», vivirían uno junto al otro y ambos habrían aprendido a beneficiarse de su mutua presencia. La fragata portuguesa y los peces pastor o las anémonas y los peces payasos son ejemplos de esos comportamientos simbióticos sutiles.
Otro grado que pueden alcanzar las relaciones simbióticas sería el «metabólico»: «Frecuentemente el producto metabólico, el exudado o el residuo de uno de los miembros de la asociación se convierte en alimento para el otro. Probablemente todos los animales verdes que han sido estudiados (tales como la lombriz plana Convoluta roscoffensis, o la Hydra viridis de los estanques), así como todos los líquenes, estén integrados a este nivel».[5]
Un mayor grado de integración supone aquel en el que por ejemplo las proteínas de uno de los integrantes de la simbiosis se hacen imprescindibles para el otro: “En las plantas de alubias y guisantes encontramos un excelente ejemplo de esta clase de integración. Si arrancas un trébol, una arveja o una planta de judías, verás en sus raíces unas pequeñas protuberancias rosáceas. Se trata de nódulos fijadores de nitrógeno, en cuyo interior medra determinado tipo de bacteria. Otrora bacterias nadadoras con forma de bastoncillo, todas ellas han acabado por convertirse en «bacteroides» hinchados. Estos bacteroides sobredimensionados, llenos de agujeros, ya no pueden dividirse ni crecer”.[6]
El máximo grado de integración y más radical sería aquel en el que estas uniones desembocan en la transferencia de material genético y consecuente fusión de los simbiontes en un nuevo individuo. Material genético de uno de los simbiontes pasa a integrarse en el genoma del otro, surgiendo un individuo nuevo que integra a sus simbiontes. Este estadio es conocido como «simbiogénesis». Los casos más transcendentales de este tipo de simbiosis extrema fueron los procesos simbiogenéticos que originaron los eucariotas. La capacidad de respirar oxígeno como consecuencia de la adquisición de las mitocondrias propició el origen de los animales, y la capacidad fotosintética adquirida posteriormente con los cloroplastos originó el reino vegetal. En ambos casos, mitocondrias y cloroplastos tienen su origen en bacterias de vida libre. Los descendientes de estas bacterias aún se encuentran entre nosotros.
Los procesos simbióticos, plausiblemente, seguiría estos pasos: en un principio, un individuo entraría en contacto con otro individuo o grupo de individuos, en principio esa relación podría ser parasitaria,[7] pero con el tiempo ambos individuos podrían llegar a una relación mutualista, el hospedador encontrarían ventajas en las características y especialidades del hospedado. De no llegar a este punto la selección natural penalizaría esta relación disminuyendo paulatinamente en número de estos individuos en el conjunto de la población; por el contrario, una relación fructífera se vería favorecida por la selección natural y los individuos implicados proliferarían.

La simbiosis desde la óptica evolutiva podría considerarse como un proceso en el que los simbiontes van estrechado su relación. Dependiendo de las características de la simbiosis y de los simbiontes que la integran, esta relación podría alcanzar su máximo grado de integración: la simbiogénesis.
Parasitismo, ¿primer estadio de la simbiosis?
El parasitismo está profusamente extendido en la naturaleza. Plausiblemente, sería el primer estadio de un proceso continuo que conduciría al mutualismo.

Muchas especies de artrópodos albergan endosimbiontes de transmisión hereditaria. Debido a que la persistencia de estos simbiontes hereditarios depende de modo tan íntimo de la de sus hospedadores, generalmente se ha supuesto que los microorganismos que son transmitidos de padres a hijos a lo largo de generaciones de hospedadores, con gran eficacia, deberían evolucionar con el tiempo hasta volverse beneficiosos para sus hospedadores. Cada vez está más claro que los simbiontes hereditarios son muy comunes en los artrópodos. Muchos de dichos simbiontes son beneficiosos. Pero una parte considerable de los mismos son deletéreos y, más que ser beneficiosos para sus hospedadores, mantienen relaciones antagonistas con parte de ellos.

Michael E. N. Majerus, Simbiontes hereditarios causantes de efectos deletéreos en los artrópodos.[8]
En este estadio, el parásito debe atenuar la virulencia contra su hospedador y, entre otras adaptaciones, se desprende de una característica típica de todo organismo, su tendencia a reproducirse geométricamente auto-regulando esta tendencia;[9] paralelamente, el hospedador deberá reaccionar neutralizando los efectos deletéreos de su parásito. «En cualquier momento esas asociaciones pueden disolverse, sus miembros pueden cambiar e incluso destruirse entre sí, o simplemente perder a su simbionte».[10]

Este primer estadio simbiótico, el más inestable, en el que «el éxito del parasitismo [también la simbiosis] radica en la acomodación y en la supervivencia, es decir el éxito del parásito se mide no por los trastornos que causa a su hospedador, sino por su capacidad para adaptarse y para integrarse al medio interno de este último»,[11] se podría prolongar hasta estadios de integración muy elevados en los que, antes de alcanzar una relación mutualista ya se podría estar produciendo transferencia de material genético, señalando Margulis que en las relaciones simbióticas son de poca utilidad conceptos como «coste» o «beneficio
Importancia de la simbiosis en la naturaleza
La simbiosis, el sistema en el cual miembros de especies diferentes viven en contacto físico, es un concepto arcano, un término biológico especializado que nos sorprende. Esto se debe a lo poco conscientes que somos de su abundancia. No son sólo nuestras pestañas e intestinos los que están abarrotados de simbiontes animales y bacterianos; si uno mira en su jardín o en el parque del vecindario los simbiontes quizá no sean obvios pero están omnipresentes. El trébol y la vicia, dos hierbas comunes, tienen bolitas en sus raíces. Son bacterias fijadoras de nitrógeno esenciales para su sano crecimiento en suelos pobres en este elemento. Tomemos después los árboles, el arce, el roble y el nogal americano; entretejidos en sus raíces hay del orden de trescientos hongos simbiontes diferentes: las micorrizas que nosotros podemos observar en forma de setas. O contemplemos un perro, normalmente incapaz de percatarse de los gusanos simbióticos que viven en sus intestinos.

Un ejemplo de simbiosis mutua entre un pez payaso que nada entre los tentáculos de Anémona. Ese pez protege su territorio de otros peces comedores de la anémona y a cambio los tentáculos de la anémona le protegen de otros depredadores.[14]

9 comentarios:

  1. HOLA COMPAÑERAS DE IGUAL MANERA LES VUELVO A DECIR LO MISMO SU INFORMACIÓN NO ME AGRADA PARA NADA TE SUGIERO QUE CAMBIEN DE COLOR DE LETRA POR QUE NO SE DISTINGUE A DONDE TERMINA EL TEMA Y A DONDE EMPIEZA POR FAVOR CORRIJAN ESOS GRANDES ERRORES POR QUE ESO HACE SU BLOG SE VEA MUY MAL PONGAN IMAGENES COMO USTEDES SABRÁN ESO ES LO PRINCIPAL PARA LLAMAR LA ATENCIÓN DE UN TEMA ESPERO QUE MI COMENTARIO LES SIRVA DE MUCHO SE DESPIDE NIDIA SOTO PARRA DEL 4 ´´C´´.

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  2. Hola compañeros de verdad que toda su información da flojera leerla ya me canse de repetirles que la compongan de verdad denle creatividad a todo sus trabajos este blog de verde es muy aburrido. Se despide su compañero Oscar Bautista Cárdenas del 4”C”.

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  3. Hola compañeros su información es demasiada así casi no llama la atención y faltan muchas imágenes relativas al tema de la esclavitud por mi es todo.
    Se despide su compañero Julio de 4 “c”.

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  4. hola compañeroos tu informacion es muy aburrida agregenle imagenes agan combinaciones de colores sean creativos, es aburrido leer una informacion sin imagenes que no tenga creatividad, buieno de mi parte es todo,Cristian Giovanni Huerta Torralba 4 C

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  5. Su informacion es bastante pero muy pobre agregenle mas detalles ,mas creatividad y cambios de colores pues les falta mucha informacion.

    Reyna L.

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  6. HOLA COMPAÑEROS SU INFORMACION ESTA MUY BIEN PERO COMO QUE ESTA UN POCO ABURRIDA PORQUE LE HACE FALTA IMAGENES Y COLOR ASU INFORMACION RESALTANDO LO MAS IMPORANTE.
    ATT:NALLELY HERNANDEZ BORBONIO.

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  7. Hola compañera su informacion es bastante y suficiente pero como que lo hace pobre el no haberle subido suficientes imagenes y por no haberle cambiado de colores a su informacion. Se despide su compañera,Esther.Del 4b.

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  8. hola compañeras su informacion me parece que esta bien solo que les sugiero que suban imagenes se despide DEYSI MARTINEZ DEL 4D.

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  9. HOLA COMPAÑERO(A) LA INFORMACION QUE ANEXASTE ES IGUAL QUE LA ANTERIOR, TE RECOMIENDO QUE INVESTIGES Y TE PROFUNDICES MAS EN TU TEMA, SE DESPIDE PEDRO DE 4B.

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