lunes, 21 de junio de 2010

ECLAVITUD

ESCLAVITUD
El uso sistemático y legalizado de seres sintientes para la obtención de ganancias comerciales alcanza hoy proporciones para muchos inimaginables. Criados en condiciones aberrantes y matados para ser vendidos como comida y vestimenta, torturados y destruidos en laboratorios, explotados para entretenimiento, cazados por deporte, forzados a conductas antinaturales en circos, encarcelados en zoológicos para 'educación'. La lista podría continuar. Esta explotación, asentada en la discriminación arbitraria que sufren los animales, es causa de extremo sufrimiento y miseria. La opresión pasa tan desapercibida para el ciudadano común, que cuando los animalistas nos referimos a la defensa animal, los oyentes lo relacionan únicamente con razones sentimentales atinentes a los animales de compañía.
Tráfico de esclavos, venta de mujeres e hijos bajo la tiranía patriarcal, quema de brujas, persecuciones políticas, religiosas, racistas y sexistas. La lucha por la igualdad entre los seres humanos es hoy al menos un borrador. Pero a pesar de que las conclusiones cartesianas sobre la insensibilidad animal, a la luz de la actual investigación científica, puedan motivar la carcajada, la esclavitud de los animales se mantiene bajo las más espeluznantes formas de crueldad. La ley aprueba el especismo consagrando al animal como "cosa" a disposición del uso y goce de la humanidad. Ellos, incapaces de organizarse en rebeliones o sindicatos, incapaces de ser entendidos en su lenguaje sin voz, sufren y mueren. Dice Milan Kundera: "La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna. La verdadera prueba de la moralidad de la humanidad, la más honda (situada a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación con aquéllos que están a su merced: los animales. Y aquí fue donde se produjo la debacle fundamental del hombre, tan fundamental que de ella se derivan todas las demás."
Sólo cuando los intereses económicos lo permitieron rompió sus puertas el dique que retenía aguas más limpias: la idea de la esclavitud como injusticia y la necesidad de su abolición, ya desarrollada en el contexto filosófico de la época, pudo prosperar. avidez de sus bolsillos o en la de su gloria o vanidad personal-, no permite aguardar un acontecimiento parecido. Por supuesto, la otra parte responsable es la actitud de los consumidores y su indiferencia ante los que no pertenecen a nuestra especie. Porque muchas son las manos que actúan a través de la mano que mata, la del instigador y la del cómplice, la del cobarde y la del indiferente, un punto en común para todas el actuar bajo la dirección del homo sapiens, único ser capaz de aniquilar en grandes números a los de su propia especie.
Coincidencia insoslayable: El movimiento por los Derechos Animales acompaña el auge de los movimientos ecologistas. Porque o el precepto bíblico de dominar a todas las criaturas vivientes fue un mal consejo, o fue tiránica y antiéticamente interpretado. Kundera otra vez: "En el mismo momento del Génesis está escrito que Dios creó al hombre para confiarle el dominio sobre los pájaros, los peces y los animales. Claro que el Génesis fue escrito por un hombre y no por un caballo. No hay seguridad alguna de que Dios haya confiado efectivamente al hombre el dominio de otros seres. Más bien parece que el hombre inventó a Dios para convertir en sagrado el dominio sobre la vaca y el caballo, que había usurpado. Sí, el derecho a matar un ciervo o una vaca es lo único en lo que la humanidad coincide fraternalmente, incluso en medio de las guerras más sangrientas¿Es esta despreciable aplicación de la violencia sobre los animales, junto a la destrucción de la naturaleza -como piensan las ecofeministas-, derivación directa de la mentalidad patriarcal? ¿Les seguiremos contando a los niños que el lobo feroz se comió a la abuela de Caperucita en vez de contarles que los lobos en estado salvaje -único en el que viven conforme a su naturaleza- son seres fieles y esmeradamente afectuosos con su pareja. ¿Continuarán creyendo que ese ser confinado y reprimido es un tigre en vez de sus ruinas? ¿Aprenderán a respetar la vida ajena en el horror de la vivisección?
Aunque no las veamos las mutilaciones están, las trampas de acero en los bosques, los hacinamientos en jaulas diminutas de por vida, las agonías mortales están. La vivisección y la tortura. Y hasta el tedio y el horror que incita a la autodestrucción. La industria y la llamada ciencia desinteresada, al igual que miles de individuos a título personal, no diferencian entre el objeto mesa y el objeto gato. La relación que establecen con los objetos se resume en dominio y posesión. A los efectos de obtener ganancias, esta relación se transforma en guerra y propiedad. Cierto es que muchos desconocen el infierno oculto. Datos científicos provenientes de la confección de una batería de tests tendientes a determinar el grado de dolor, prueban que todos los mamíferos cumplen con creces el mismo nivel que el humano. Las aves apenas un poco menos, los peces un poco más abajo. El sufrimiento podría ser peor de lo que sospechamos: Brigid Brophy expresó que el animal no humano, al no razonar en forma abstracta, puede sufrir un dolor mayor que el experimentado por un ser humano.[.
Los grupos que minimizan y sostienen la esclavitud animal están involucrados en sus beneficios. Creemos que desvelar las distintas formas de explotación contribuirá a despertar la sensibilidad y la reflexión de quienes, por desinformación o influencia de la cultura dominante, consienten esta gran iniquidad.
En el nombre de la ciencia
"Si un hombre aspira a una vida correcta, su primer acto será abstenerse de dañar a los animales". León Tolstoi
I- Perros, gatos, chimpancés, ratones, conejos, ovejas, caballos y otros animales que comparten con el humano la capacidad para sentir y sufrir, son criados especialmente, arrancados de su medio natural, o de las calles, y enviados al laboratorio. Dolor corporal, soledad, falta de afecto, enjaulamiento e imposibilidad de dar cumplimiento a los fines biológicos para los que el animal existe. El alto grado de stress afecta al organismo todo, alterando pulso, presión sanguínea, actividad inmunológica, balance hormonal y numerosas otras funciones. Miles de pruebas se repiten una y otra vez. Conclusiones obvias y de sentido común son expresadas en el impersonal y aséptico lenguaje científico. Siguen siendo triviales e inútiles. Mutilar, herir, fracturar, quemar, congelar, envenenar, irradiar. Inducir enfermedades, shockear con electricidad, operar innecesariamente. Tortura tanto física como psíquica porque el dolor es, biológicamente, una categoría tanto de la sensación como de la afectio. La ansiedad, el miedo, la agresividad, la depresión, la angustia que siente el animal, es tan equiparable a la humana que también se lo usa en el campo de la psicología y la psiquiatría, donde se realizan algunos de los experimentos más crueles. Por ejemplo, para inducir un estado de agobio y desesperanza, se ata a un perro de modo que de ninguna manera pueda evitar los severos y repetidos choques eléctricos que se le administran.
II- Una de las principales inquietudes de los vivisectores es transmitir a la gente la idea de que los animales están bien cuidados: control de temperatura, alimento, agua, etc. Algunas sociedades protectoras, que trabajan en los mismos ámbitos que los viviseccionistas, repiten las mismas frases, tal vez añadiendo que peor sería si ellos no estuvieran por ahí. En realidad sería lo mismo, pues los vivisectores también están interesados en "cuidar" su objeto de estudio, no por cariño al animal sino porque es la única manera de que el pobre resista el experimento y de que puedan obtenerse de perros, caballos, ratones o cualquier otro animal enjaulado y aislado en cuestión, los datos más precisos. Pero los animales tienen otros intereses además de comer y beber antes de ser quemados, envenenados, drogados o cualquiera de las otra atrocidades habituales en los laboratorios. Los animales tienen fundamentalmente el interés de estar libres de tortura. Los animales no quieren estar aislados y enjaulados. Los animales huyen de la muerte. La experiencia del dolor, las emociones que muchos viviseccionistas aducen no saber si un animal tiene, inundan la conciencia toda del animal, mucho más aún que en el humano, pues no puede aliviarla con un razonamiento abstracto que le permita la esperanza de una liberación. Cuando quienes conocen lo que ocurre en los laboratorios, escuchan hablar del "cuidado de un animal de laboratorio", suelen enmudecer de indignación. Empezando por el detalle semántico de animales "de" y no "en" laboratorio, que induce a asociarlos con animales especiales, distintos de los que podrían convivir a nuestro lado. Los experimentos son más que crueles. La gente no resiste las imágenes de los videos donde se muestran los experimentos más suaves. Los experimentadores explican que a los animales se les da un 'trato humanitario' y esta frase resulta ridícula. Ser humanitario significa simpatía, ternura, compasión por el otro. En este caso, ese otro es un individuo a quien se priva de su libertad y se daña severamente, a quien se tortura y mata.
Llegados a este punto los viviseccionistas, imposibilitados de negar el sufrimiento que provocan, necesitan justificar moralmente los hechos. Para hacerlo, abandonan el campo ético -donde sería gravosa una justificación- y pasan a apoyarse en argumentos científicos, principalmente dos:
1. que la experimentación con animales ha sido la base del avance de la medicina;
2. que si bien no quisieran dañar animales no tienen alternativas, sobre todo en materia de testeo de medicamentos.
A esto responden entonces los científicos, médicos y abogados enrolados en el movimiento de la Antivivisección Científica para presentar el balance de los últimos cien años en materia de medicina apoyando su postura, retrucar los mayores ejemplos de "avances" desplegados por los vivisectores y presentar las alternativas. Pero los viviseccionistas, que tendrían que sentirse aliviados de poder liberarse de la "necesidad" de torturar en pos de la humanidad, siguen aferrándose a su erróneo, caro, cruel y primitivo modelo experimental. ¿A qué se aferran, entonces, los viviseccionistas?
La imagen que los viviseccionistas presentan al público se parece a las hermosas fotos con que las empresas que crían animales para experimentación publicitan sus folletos. Sería imposible exponer la realidad tras las gruesas paredes del laboratorio ante el público, sin recibir una oleada de indignación y rechazo.
El derecho a no ser torturado está basado en la capacidad para sufrir, y debería ser el derecho más elemental de todo ser sintiente. La elección no es entre animales y humanos sino entre vivisección o ciencia. Porque la vivisección no es ciencia. Es un estado de la mente y del corazón. Un estado de violencia, egoísmo y negación.












Sus pieles
Cría en cautiverio
Huyendo de los defensores de la vida silvestre, la industria de las pieles pretende, criando visones, zorros, chinchillas y otros bellos mamíferos en sucias y estrechas jaulas de alambre, entrampar ya no a los animales salvajes, sino a los que todavía coquetean con el disfraz de la inocencia.
Unos 30 millones de animales son obligados a vidas miserables hasta el momento de ser asesinados. La medida estándar de las jaulas es de 70 centímetros de largo, 20 a 30 cm. de ancho y 40 cm. de altura. En estado salvaje estos animales viven en territorios amplios. Un zorro ártico, por ejemplo, recorre un radio de entre 800 y 6000 hectáreas.
Las dos especies más comúnmente criadas son el visón y el zorro. Dinamarca es la mayor productora de pieles de visón y Finlandia de zorro. En menor número chinchillas, perro-mapaches, nutrias, linces, hurones y conejos. El cordero Karakul, de Afganistán, es matado inmediatamente después de nacer para obtener el astrakán, cuando su pelo está en óptimas condiciones.
Dos millones de perros y gatos son asesinados anualmente en el gran negocio de la piel en China, Tailandia y Filipinas. Como son vendidos bajo seudónimo, el comprador adquiere por ejemplo wild cat, Goyanki o Katzenfelle, y no productos provenientes de gatos.
Como en toda explotación institucionalizada, el animal es convertido en objeto para ponerlo al servicio de la optimización de las ganancias de los propietarios. Viven sólo una fracción de la duración natural de sus vidas. Viven con miedo, estrés, enfermedad, parásitos, agudos disturbios psicológicos y continuos problemas físicos provocados por el confinamiento. Es común la autoagresión y el "comportamiento estereotipado", típico también del animal en el zoológico : la falta de motivación, la soledad, la frustración, la ansiedad extrema, la inmovilidad. Se los alimenta con desechos de carne que ni siquiera sirven para ser utilizados en la industria del alimento balanceado para los animales de compañía. El agua es suministrada en diminutos recipientes ajustados a cada jaula.. En invierno le agregan una solución anticogelante -nociva para el animal- con el objeto de evitar que el agua se convierta en hielo.
Se los manipula genéticamente para obtener animales con determinados colores de pelajes, mutaciones que también les deparan graves problemas físicos. El visón blanco, por ejemplo, es completamente sordo. Las hembras son también manejadas hormonalmente para la obtención de una mayor cantidad de crías, muchas de las cuales mueren apenas nacidas por extrema debilidad.
Como todo animal confinado, es muy susceptible a contraer enfermedades, especialmente infecciosas: enteritis viral, neumonía. También afecciones vesiculares y de la vejiga. Por supuesto no faltan pulgas, garrapatas, piojos y otros ácaros, a los que se agregan las enfermedades transmitidas por la gran cantidad de moscas que pululan atraídas por las enormes pilas de excrementos amontonados por meses.
Estos animales, que en libertad encontrarían la manera de protegerse del calor a pesar de su pelo abundante, lo sufren intensamente en verano, al no poder refrigerarse por ejemplo, con baños de agua.
Los matan provocándoles un alto grado de dolor. Como en toda esclavitud, prevalece el interés del amo sobre el del esclavo cuando ambos intereses se enfrentan.
Para cuidar el valor de la piel:
1. Los animales pequeños son metidos en grupos en cajas para ser gaseados con monóxido de carbono, caliente y sin filtrar, muchas veces provenientes de caños de escape. Como no es un método 100% efectivo, muchos despiertan mientras se les está arrancando la piel.2. Los animales más grandes son sujetados con potentes abrazaderas que aprisionan sus hocicos por los labios, mientras se les inserta una barra en sus anos para darles una dolorosa muerte por electrocución. 3. Se usa también estricnina, veneno que conduce a una muerte prolongada y dolorosa por sofocación y parálisis muscular. 4. Cuando se les administra una inyección letal se utilizan venenos que producen lentas y dolorosas muertes: el fenobarbital sódico -la droga preferida para matar a los animales de compañía por no producir demasiado sufrimiento- no se usa porque debe ser administrada por veterinarios, lo que encarecería el costo del negocio.
Trampas
Zorro ártico, zorro rojo, zorro gris, zorro plateado, lobo, castor, zorrino, gato montés, mapache y perro-mapache, lince, coyote, chinchilla, visón, rata almizclera, nutria, ocelote, mofeta, conejo, glotón estadounidense, comadreja, ardilla. Estas son las especies atrapadas.A ellos aguardan diversas trampas. Tan común como espantosa , prohibida ya en más de 80 países, es la "steel jawed trap", cuyas garras de acero están preparadas para apresar en profundidad las patas, desgarrando ligamentos y haciendo añicos los huesos. Al dolor intenso se suma la desesperación de no poder escapar : intentándolo el animal se rompe los huesos, los tendones y los músculos y se quiebra los dientes mordiendo la trampa. La sed y el hambre aumenta con el transcurso del tiempo. El animal a veces llega a masticar su pata o a quebrársela en el intento de escapar, sobre todo las hembras que ha dejado esperando a su cría. Hasta que, a veces después recién de semanas, mueren desangrados, por frío, por inanición. Si el trampero lo encuentra vivo lo ejecuta :
o Rompiéndole el cuello enlazando su cuerpo a una vara para doblarlo sobre la misma.
o Estrangulándolo o ahogándolo por sofocación después de golpearlo en su cabeza.
o Apaleándolo, el método más común.
o Ahogándolos en agua, método recomendado para la rata almizclera, el castor, el mapache y el zorrino. Se los suele herir con tiros de rifles previamente.
No son trampas selectivas. Si no encuentran una pata, dejan pasar cualquier otra parte del cuerpo. Tampoco conocen de especies, por lo que inevitablemente atrapan también a los "non-target", o "trash", los animales no buscados : perros, gatos, ardillas,conejos, patos, cisnes, águilas. La proporción va desde 3 a 10 animales no buscados por cada animal buscado. Si para un abrigo de visón se necesita destrozar a 60 visones salvajes, se sumarán a ellos por lo menos 180 animales no buscados.
Todos estos datos no son aproximaciones a lo que sucede, sino que están verificados por numerosos estudios e investigaciones

No hay comentarios:

Publicar un comentario